Un cura, el pecado, un crimen.

“Yo confieso ante Dios todo poderoso y ante ustedes hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa; por eso ruego a Santa María siempre virgen, a los ángeles y a los santos y a todos ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro señor”

¿Qué ser humano, sin impedimento de sus capacidades, no se ha sentido atraído en algún momento por la curiosidad de explorar su sexualidad, su deseo, sus placeres? Quizá algunas personas, con un sermón mojigato, responderán negativamente a esta pregunta; sin embargo ni el discurso y poder eclesiásticos han podido disciplinar tal sensibilidad.

Un ejemplo es la película que se suma a la lista de sugerencias cinematográficas en Desorbitados: “El crimen del padre Amaro” (2002). Esta cinta, fue ambientada en México donde el narcotráfico, la influencia de la Teología de la Liberación en la iglesia católica, el celibato y el aborto, confluyen para narrar las vivencias de Amaro, un cura recién ordenado.

Amaro

Para él es ineludible desconocer su atracción por Amelia, una joven a quien conoce en la parroquia a la cual es enviado. En medio de este contexto nace una historia entre estos dos personajes inmersos en dilemas de amor y deseo; pecado y confesión; vida y muerte.

La vigencia de esta película adquiere un valor indudable, si consideramos el significado de estos temas en las discusiones actuales que ponen en jaque la jerarquía católica y el papel de sus adeptos frente a la vida, la libertad y los derechos. Es una invitación a hablar del tema, a comprender más allá de dogmatismos religiosos y políticos, la importancia de trascender una forma de poder (pastoral) que ha costado vidas y cuestionado nuestras libertades pretendiendo la confesión y el pecado como sujeción en nuestras formas de relacionarnos.

PELÍCULA COMPLETA EN: http://www.maxcine.net/el-crimen-del-padre-amaro/

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